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México entre la calma y la incertidumbre

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México parece encontrarse en una fase de estabilidad aparente. Los mercados cambiarios se mantienen serenos, la inflación continúa con una tendencia a la baja y la economía avanza a un ritmo moderado. Sin embargo, detrás de estas cifras se percibe un país en pausa, con expectativas contenidas y una sensación generalizada de incertidumbre sobre lo que viene. En las conversaciones cotidianas se mezclan alivio y cautela. En redes sociales y medios digitales, muchos ciudadanos buscan entender cómo los factores globales influyen en los precios locales y en el valor del peso. Incluso las búsquedas como qué es forex reflejan un interés creciente por comprender un entorno económico cada vez más conectado con el mundo.

El Fondo Monetario Internacional, al reconocer los avances en materia fiscal, proyectó un crecimiento del 2,5 % para 2025. Sin embargo, diversos sectores alertan que la fortaleza del peso y su efecto sobre la competitividad de las exportaciones podrían recortar los ingresos de los pequeños productores. Gabriela Siller, economista del Banco BASE, subrayó recientemente que un tipo de cambio fuerte refleja confianza pero también puede volverse un riesgo si la productividad no mejora al mismo ritmo.

Desde agosto, el Banco de México ha dejado su tasa de referencia sin cambios, manteniéndola en 10,75 %, un nivel históricamente alto que persigue afianzar la reciente caída de la inflación. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía señaló que en septiembre el índice de precios al consumidor se situó en 4,3 % anual, rozando el rango objetivo del banco central. En el mercado cambiario, el peso mexicano ha mostrado una fortaleza poco frecuente en la región, cotizando cerca de 17,2 por dólar, impulsado por la llegada de remesas, el impulso a las exportaciones y la confianza de los inversionistas.

El primer año completo del gobierno de Claudia Sheinbaum muestra claros indicios de continuidad en la política económica. El paquete económico 2026 presentado ante el Congreso otorga prioridad a la inversión en infraestructura, a la transición energética y a los programas sociales sin perder de vista una gestión prudente del gasto público. El equipo económico ha reiterado su compromiso con la autonomía del Banco de México y con la estabilidad macroeconómica, una postura que ha sido bien recibida tanto por los organismos internacionales como por las agencias calificadoras.

En el ámbito social los datos pintan un cuadro algo contradictorio. El desempleo a nivel nacional sigue siendo bajo, alrededor del 3,2 %, pero los salarios reales apenas han crecido frente al costo de vida. En las grandes urbes la inflación de los servicios continúa mermando el poder adquisitivo de los hogares de ingresos medios, mientras que en las zonas rurales persisten los retos de informalidad y el acceso limitado al crédito. En los estados del norte la corriente migratoria y las tensiones que se viven en la frontera con Estados Unidos añaden presión a la economía local. Conforme a los datos publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la tasa de homicidios se ha mantenido estable en 24 casos por cada 100 000 habitantes. No obstante, persisten focos de violencia que erosionan la sensación de seguridad y desalientan la inversión en determinadas zonas.

A pesar de los desafíos persistentes, la economía digital de México sigue tomando terreno. El crecimiento explosivo de las fintech con nombres como Bitso, Flink, Klar y Nu México pone de manifiesto una adopción vertiginosa de servicios financieros en línea. Paralelamente, Banxico avanza con las pruebas piloto del peso digital, el MN-D, cuyo objetivo es ampliar la inclusión financiera y reducir los costos de transacción. En conjunto, estas iniciativas sitúan a México entre los países latinoamericanos con mayor potencial tecnológico en el sector financiero. Sin embargo, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores ha lanzado una serie de advertencias sobre los riesgos de operar con aplicaciones no reguladas y en su boletín de septiembre reiteró que la educación financiera sigue siendo la mejor herramienta para prevenir fraudes y pérdidas.

Los analistas citados en medios especializados resaltan la estabilidad institucional aunque también advierten que resulta imperativo diseñar una estrategia más definida ante los retos estructurales que enfrenta Pemex y la deuda pública.

En la esfera política y social se percibe una calma moderada. Las instituciones operan sin sobresaltos, el diálogo con el Congreso se mantiene abierto y los indicadores económicos más relevantes refuerzan una atmósfera de confianza. No obstante, la ciudadanía observa con cautela lo que depara los próximos meses. Las reformas energéticas y de infraestructura suponen compromisos fiscales considerables y el margen para nuevos subsidios resulta limitado. Los gremios empresariales exigen mayor claridad sobre los proyectos prioritarios y sobre la política de inversión extranjera. Mientras tanto, el sector productivo sigue atentamente la dinámica del tipo de cambio y los costos energéticos, percibiéndolos como señales esenciales que marcarán el cierre del año.

México se posiciona pues entre una aparente calma y una latente incertidumbre. La estabilidad macroeconómica se percibe aunque aún no es definitiva. Los retos estructurales persisten, una productividad escasa, disparidades regionales, dependencia de los flujos externos y tensiones de seguridad que todavía no se atenúan. Preservar la confianza demandará decisiones prudentes y una coordinación continua entre la política fiscal y la monetaria. En un panorama global marcado por la desaceleración de Estados Unidos y la volatilidad de los mercados emergentes, el país parece resuelto a proteger los equilibrios que costó tanto lograr.

En esta fase lo que realmente mantiene firme a México no es tanto la estabilidad de su moneda ni los indicadores económicos sino la flexibilidad con la que se ajusta a los cambios. La población ha ido forjando una manera de transitar la incertidumbre que combina una paciencia resignada con un pragmatismo curtido, logrando equilibrar la ilusión de futuro con el bagaje de lo vivido. Los meses venideros servirán de barómetro para averiguar si la serenidad que se percibe ahora anuncia el inicio de un período de expansión sostenida o simplemente constituye una breve pausa antes de que se impongan nuevos ajustes. Por ahora el país avanza con paso cuidadoso plenamente al tanto de que estabilidad y confianza no son intercambiables aunque sí constituyen metas que conviene resguardar.

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