THE REVENGE OF ALICE COOPER. (2025) RESEÑA
- Por Chamuco González
Por: Chamuco González
Contrario a la creencia popular, Alice Cooper fue una banda y no un proyecto solista, como lo conocemos hoy en día.
Su formación se remonta al año de 1964, cuando Vincent Furnier y Dennis Dunaway, dos mozuelos amantes del arte poco convencional -en especial del surrealismo-, sin la más mínima noción musical, deciden formar una banda de rock después de ver el fenómeno que causó la Beatlemanía en los Estados Unidos.
Vincent sería el vocalista y Denis el bajista. Reclutaron a Glen Buxton como guitarrista principal, y sumaron al proyecto a Michael Bruce como guitarra rítmica, y a Neal Smith en los tambores.
Publicaron Pretties for You (1969), Easy Action (1970), Love it to Death (1971), Killer (1971), School´s Out (1972), Billion Dolla Babies (1972) y su último álbum, Muscle of Love (1973), producciones que los catapultaron hasta lo más alto del firmamento, trayendo consigo plata, mucha plata, pero también estragos causados por los excesos y la difícil vida de sexo, drogas y rocanrol que toda estrella de rock, que se jacte de serlo, debe seguir de manera religiosa y con disciplina franciscana.
Hedonistas por convicción y nihilistas por consecuencia, con el paso del tiempo sus integrantes fueron perdiendo interés en el grupo, hasta llegar al punto de su desintegración, la cuas se llevó en buenos terminos.
Vincent Furnier, su vocalista, al verse solo, no tuvo más remedio que buscar músicos con quienes seguir adelante, y tuvo a bien, en el año de 1975, cambiar legalmente su nombre a Alice Cooper.
En esta nueva etapa como solista debuta con el magistral álbum conceptual Welcome to my Nigthmare, uno de los mejores discos de rock de toda la historia.
Pasarían 52 años y 23 álbumes en estudio como solista, para que volviera a reunirse la formación original –salvo Glen Buxton, que falleciera en 1997, pero que con el uso de la tecnología lograron insertar algunas de sus guitarras grabadas previamente en este álbum-, y publicar esta nueva entrega.
Fue el 25 de julio de este año cuando fue publicado The Revenge of Alice Cooper bajo la producción nuevamente de Bob Ezrin, quién fuera una pieza clave para llevar a la banda, de ser unos músicos estrambóticos con ideas delirantes, a estrellas de rock consolidadas.
De entrada, la portada del disco es inmejorable. Al más puro estilo de los carteles cinematográficos de películas de horror de los años cuarenta, el nombre del álbum es coronado por el de cada uno de los integrantes de la banda. Muy ad hoc con la temática que envuelve al personaje y a la banda en general.
El trabajo da inició con Black Mamba una de las mejores canciones que la banda –y que Cooper como solista-, haya grabado en toda su carrera. Con la colaboración del legendario guitarrista de The Doors, Robby Krieger, la pieza da inicio con unas lúgubres atmosferas emanadas del bajo de Denis y las guitarra de Buxton y de Krieger, que sirven como preludio para dar inicio a una obra maestra que bien pudo haber sido incluida en cualquiera de las producciones de la Alice Cooper Band, o inclusive, en el Welcome to My Nigthmare –su primer maqueta como solista-, sin que se notase algún cambio en el sonido o en la mística de la banda, a pesar de haber sido grabada, y aparentemente compuesta, 52 años después.
Sin lugar a dudas es una de las mejores canciones de toda la carrera de Alice Cooper, como banda y como solista.
Vaya producción de Bob Ezrin en Up All Nigth, una canción cuyo esqueleto compositivo podría ser hard rock clásico, pero que Ezrin adereza con unos riffs puramente alternativos de los años noventa con unos coros muy al estilo de los años sesentas, particularmente del subgénero Bubble Gum Rock. Un ejercicio de yuxtaposición musical donde se obtiene como resultado, una pieza fuera de lo común y muy bien lograda.
Kill The Flies por su parte, redonda, bien armada. Ezrin sigue usando coros sesenteros, pero le imprime ciertas atmosferas de terror. Hay que escucharla algunas veces para apreciarla debidamente, muy bien hecha.
One Nigth Stand, Post Punk que recuerda mucho Bauhaus a Joy Division y un poco, a lo lejos, a los subvaluados The Stooges. En momentos, la voz de Alice es irreconocible al cantar de una forma muy distinta a como lo conocemos. Chulada.
Blood on the Sun. Una barbaridad. Una pieza de Ópera Rock magistral, que sin lugar a dudas, se cuela entre las mejores de toda la carrera de Alice. Una obra de arte de principio a fin. Crap That Gets in the Way. Muy bien lograda, aunque hay partes con mucho ADN de The Kinks. Famous Face suena más a un hard rock ochentero, suena a la época de finales de los ochentas de Alice, muy al sonido de finales de los ochentas. Money Screams Punk Glam de alta manufactura donde Ezrin vuelve a hacer uso de coros típicos de Bubblegum rock de los años 60s. Muy bien lograda.
What a Syd. Glam rock puro que recuerda a Iggy Pop, a ciertas cosas de Lou Reed y que, al menos a mí, si me gustó mucho. Intergalactic Vagabound Blues. Es un Boogie-blues que en momentos recuerda a Three Souls in My Mind, y en el que Alice, vuelve a tomar la harmónica y Denis nos obsequia una catedra de bajo. What Happened. Banjos, piano, tiene una base rocanrolera. Cumple, pero de alguna forma creo que sale sobrando en el álbum. I Aint Done wrong, unos wha-whas pacheconoes dan inicio a un blucesito bien armado y que cierra la obra entre armónicas. Qué bien tocan estos señores, madre mía!
See you on the other side. Una power ballad muy al estilo de Alice en su etapa de finales de los años ochenta y mediados de los noventa. Muy buena pero creo que fuera de lugar en un disco cuya intención, según entiendo, es la de la etapa de la Alice Cooper Band y no en su trabajo como solista.
Este inesperado, y contra todo pronóstico regreso, representa una bocanada de oxígeno en una escena musical marcada por la falta de propuestas artísticas, el uso del auto-tune y la estupidez como premisa, donde la banda da muestra de estar a la altura de cualquiera de sus producciones anteriores y Bob Ezrin, una vez más, da muestra de su genialidad al conseguir una producción con el sonido inconfundible de los años setentas, pero con un enfoque actual en la producción, que le da frescura al conseguir un acabado moderno. Larga vida a Alice Cooper!
8.5/10
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