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Pierden jóvenes mexicanos motivación laboral más rápido que otros países

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Pierden jóvenes mexicanos motivación laboral más rápido que otros países

En México, la generación Z comienza sus empleos con entusiasmo, pero esa motivación se desmorona rápidamente. Según el Reporte de Felicidad Organizacional 2025, México registra la mayor caída en felicidad laboral entre jóvenes tras el primer año de trabajo: una baja de hasta 18 puntos porcentuales, muy por encima de lo observado en otros países de la región.

En contraste, generaciones mayores muestran estabilidad. Mientras los Baby Boomers —personas de 57 a 75 años— mantienen niveles de felicidad cercanos al 94% sin importar la antigüedad, la Generación Z —jóvenes de entre 18 y 28 años— ve desplomarse sus niveles de satisfacción a partir de los primeros meses. Este patrón, conocido como honeymoon–hangover effect, refleja la distancia entre las expectativas iniciales y la experiencia real en las empresas.

De la motivación a la frustración

Las historias de jóvenes trabajadores mexicanos ilustran cómo se vive esta caída. Iván Servín, filmmaker de 27 años, reconoce que su entusiasmo inicial se sostiene gracias a la pasión por su oficio. 

“Yo creo que mi nivel de felicidad está como en un 8, porque me gusta grabar y editar”, dice. Sin embargo, señala que esa motivación se erosiona con las condiciones laborales: “Algo que me genera frustración es que en marketing no hay algo sólido, siempre se cambian las cosas. Y también el hecho de que no tengo mucho tiempo libre, solamente tengo un día y medio de descanso”.
Los datos del reporte confirman que la falta de equilibrio vida-trabajo y la rigidez de horarios son los factores que más influyen en la caída de felicidad de la Generación Z.

El peso de la precariedad

Para Carlos Bonilla, diseñador industrial de mobiliario con 26 años de edad, la motivación inicial estuvo más ligada a la necesidad que al entusiasmo. 

“Lo que más me motivó fue la parte económica y obtener experiencia, porque muchos trabajos te piden experiencia, pero no te la dan”, explica.
Con el tiempo, sus condiciones mejoraron respecto a empleos anteriores donde no tenía contrato ni seguro, pero aún identifica carencias que afectan su bienestar:

“Lo ideal es que mínimo pagaran las horas extras. Sí estaría bien que remuneraran esas horas, porque son horas perdidas de tu vida. También creo que los horarios deberían ser más humanos, porque no está padre que uno no invierta tiempo de calidad en su vida”.

La evidencia estadística apunta en la misma dirección. El informe revela que las empresas con menos de 60% de colaboradores felices presentan tasas de rotación 9.4 puntos más altas que aquellas con más del 90%. Esa rotación se traduce en costos de contratación, capacitación y pérdida de productividad.

Monotonía y abandono temprano

En otros casos, la desilusión llega más rápido. Lilyan, de 25 años y quien trabaja en el sector restaurantero, califica su nivel de felicidad en apenas 3 de 10. 

“Sinceramente no fue lo que esperaba y realmente es tedioso hacer lo mismo todos los días. Mi motivación gradualmente ha disminuido y ahora solo estoy guardando capital para dedicarme a otra cosa”, confiesa.
La rutina, el estrés y la presión por cumplir tiempos de entrega alimentan esa insatisfacción: “Lo que me hace sentir menos feliz es la monotonía y el estrés. Aparte nos cargan más actividades y todo se vuelve muy rutinario”.

En la comparación regional, México y Chile son los países donde la Generación Z experimenta las caídas más drásticas en felicidad laboral. En contraste, en Colombia y Perú los niveles se mantienen más estables, lo que refleja entornos organizacionales más consistentes.

Implicaciones financieras

El informe no solo advierte de un problema de satisfacción personal, también documenta que la felicidad organizacional tiene un impacto directo en las finanzas de las empresas. Aquellas con niveles altos de bienestar presentan mayores márgenes de utilidad bruta y menor riesgo financiero. 

De hecho, por cada punto adicional en el índice de felicidad organizacional (NHS), la probabilidad de caer en el 10% de las compañías con peor margen bruto disminuye en un 4%.

Esto significa que la pérdida de motivación en los trabajadores jóvenes no es solo un desafío de recursos humanos, es también una amenaza para la rentabilidad y la sostenibilidad de las organizaciones.

En México, la conversación sobre condiciones laborales ya está en la agenda pública. Movimientos como #YoPorLas40Horas, que impulsa la reducción de la jornada laboral semanal, y la llamada Ley Silla, que obliga a los empleadores a garantizar descansos para trabajadores de pie, reflejan la presión social por transformar las dinámicas laborales.

La Generación Z no solo está marcando una tendencia en satisfacción laboral, también está enviando una advertencia: sin condiciones dignas, jornadas humanas y oportunidades reales de crecimiento, los jóvenes no permanecerán en los empleos. Y en esa decisión no solo está en juego su bienestar, sino la manera en que México deberá repensar el futuro del trabajo.

 

 

(Información de Milenio)