La Fuente Móvil

SE ACERCA

  • Por Editor R
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Con un tremendo cinismo, perversidad y oportunismo político, se presentó a la misa de los Jesuitas asesinados La Corraleja. Acompañado de su esposa Cinthia Chavira y el innombrable panzón seudo Capitán Escamilla, el Exgobernador acudió a calentar la plaza. Fue, obviamente, para alentar las protestas, promover reacciones entre los miembros de la Compañía de Jesús y aleccionar a los miembros de su comunidad. Cuando salió del templo se hizo como que no escuchaba la lluvia de preguntas que le formulaban los reporteros y hasta se daba el lujo de empujar a Cinthia para que caminara más aprisa. Olvidó pronto Corral su declaración en 2018 cuando El Chueco mató a Patrick: “Nosotros ya estamos tras El Chueco; estamos persiguiéndolo para capturarlo a él y a sus cómplices; va a pagar este asesinato tan cobarde y tan brutal que hizo, paradójicamente a lo que pone fin a su influencia y control en esa zona porque todos vamos a ir por él”. Ahora, hipócritamente, acudió a la misa de los jesuitas sin recordar que su omisión en aquel año pudo haberles salvado la vida y haber evitado más muertes a manos del criminal de El Cártel de Sinaloa enclavado en el Municipio de Urique. No tiene vergüenza La Corraleja, ni pudor, ni ética ni moral, pero su ansia de librarse de su responsabilidad le hizo arrimarse sin pensar en que cada día está más cerca de Duarte.