Opinión

Una crónica real

  • Por editorap3

Por Carlos Gallegos.- El rol de las mujeres en el surgimiento y desarrollo de Delicias es fundamental, pero creo que les debemos tanto y la deuda con ellas es impagable.

De esta lisa, nuestros antepasados procuraron saldar en parte ese pendiente homenajeándolas a través de la coronación de las reinas de la Feria Regional del Algodón, que era la festividad mayor de la población.

Fue así que en 1937, solamente cuatro años después de su fundación, Margarita Schmall lució sus galas, gracias y corona como la primera soberana, en una rumbosa fiesta que fue la gran novedad y motivo de comentarios y cotilleos sociales durante las siguientes semanas.

Esos rumores eran las redes sociales de entonces y su información, de lejos, mucho más verídica y ante todo más filosa que los contenidos de las de hoy.

Y así siguieron aquellas ceremonias, con chicas como Gloria Madrigal, Socorro Licón, Carmelina García, Lily Blake, Ofelia Ortega, Lidia Licón, Guadalupe Meléndez y beldades subsecuentes.

Los vaporosos y apantallantes vestidos que lucían generalmente eran de tiendas o de Torreón o de la ciudad de Chihuahua, encargados sobre medida y pagados al cash, pues lo habitual era que las muchachas provinieran de familias pudientes, habitantes del Sector Oriente.

Entre ellas se dio un caso singular, posiblemente irrepetido en otros lugares.

Como ha quedado anotado, Socorro Licón, futura señora de Manuel Alonso, esplendió como la tercera en la línea sucesoria real deliciense, y en 1969 repitió la suerte su hija Lourdes, quien casaría con Carlos Herrera y en 1971 su hermana Rosa María fue también coronada.

No digo el nombre del suertudo, oriundo de la capital del Estado, porque a los de aquella época aún nos corroe el celo y la envidia.

En la primera de estas fotos, de la colección del Club Rotario, fechada en 1958, en ocasión del vigésimo quinto aniversario de la fundación de Delicias, vemos a Ana María I, quien al tiempo contraería nupcias con Kiko Villanueva. A él sí lo queremos.

La corona Teófilo Borunda Ortiz, Gobernador del Estado, ante la mirada del alcalde Antonio Gutiérrez y de los diputados Alfredo Chávez Vázquez y Armando Bejarano Pedroza.

En la otra, del baúl de la familia Guillén Porras, el licenciado Oscar Ornelas, Gobernador de la entidad 1980/85, sonríe encantado ante el porte y simpatía de Edna Ditrich, quien reinó en 1983, en ocasión del cincuentenario de la Capital Agrícola del Estado.

Atestiguan el acontecimiento Rosy Flores, soberana saliente, y Lupita Muela, princesa real.

Que Buckingham ni que nada.

Allá son muy solemnes, aburridos y estirados y en una nada las coronas son de diamantes piratas.

Aquí, en cambio, cada coronación mutaba en pachanga en grande, con baile suelto y pegadito, y las diademas eran importadas de El Paso.

Además, tanto las reinas como sus príncipes consortes al otro día del sarao ya estaban en la chamba, en tanto que las y los de aquellos lares viven en la weba perpetua.

Nosotros somos diferentes. No todos, pero sí la mayoría. (Sic).