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Crónica de Corral: por tu culpa todavía sobrevive ese pinche periódico

  • Por Osbaldo Salvador Ang.
Crónica de Corral: por tu culpa todavía sobrevive ese pinche periódico

Por Osbaldo Salvador Ang.- Apenas cruzó Maru la puerta del despacho del Gobernador, cuando éste, Javier Corral, aventó a sus pies un manojo de hojas.

“Por tu culpa todavía sobrevive ese pinche periódico”, le gritó en la cara.

Era el contrato de publicidad de La Opción de Chihuahua con la Presidencia Municipal.

La Alcaldesa María Eugenia Campos Galván, en ese entonces, iba acompañada por Roberto Fierro, su colaborador, hoy Secretario de la Función Pública y en ayeres recientes Fiscal General del Estado.

Con Corral estaba César Jáuregui Robles, el Secretario General de Gobierno, que ni siquiera parpadeó.

A la salida, con lágrimas en los ojos, Maru le dijo a El Muelón Jáuregui Robles, famoso por su agudeza mental, su sapiencia jurídica y por las tortas que se embuchacaba con frecuencia en un local de la avenida Tecnológico, que nunca se la perdonaría.

-¿Por qué? -le contestó el funcionario.  ¿Yo qué hice, Maru?, preguntó.

-¡Por no hacer nada, pendejo! -le reclamó colérica.

Corral había prometido dos cosas: ahorcar financieramente a La Opción de Chihuahua, cancelando todos los contratos de los entes públicos, y encarcelar a su Director.

Por eso estaba enfurecido cuando le dijeron que el Municipio si le había dado un contrato.

Roberto Fierro, nervioso, no atinó a hacer ni decir algo.

Dicen que el mandatario tenía la pinta de estar bajo los efectos del alcohol y que estaba tan enfurecido que llegó a empujar a la Presidenta Municipal. 

Afloró su misoginia.

Hubo al menos esos dos testigos.

Días después, el 02 de Maru tomó aquello como una orden y canceló al periódico el contrato, así como la licencia de una pantalla electrónica instalada en el Periférico de la Juventud.

Corral estaba obsesionado en destruir la candidatura de Maru al Gobierno del Estado e igualmente quería desparecer a La Opción de Chihuahua de la faz de la tierra.

Sus corifeos, Patricia Terrazas Allen (entonces Secretaria de Finanzas), Miguel Riggs (Síndico de Chihuahua) y otros torpes funcionarios, pregonaban que tanto la Alcaldesa como el Director de este medio terminarían en la cárcel. 

-A ése lo vamos a encarcelar -dijo una y otra vez La Patucha, como le decían en la Secretaría de Hacienda.

Riggs, por su parte, decía en cualquier cantina que el Director terminaría en la cárcel. 

Durante el fracasado quinquenio de Corral, Hacienda le practicó a La Opción de Chihuahua una auditoría de año y medio.

Día tras día, los auditores fiscalizaron los papeles contables y, a pesar de no hallar nada fundado, seguían en lo mismo.

Algunos de ellos, que no comulgaban con las ideas del mandatario, confesaron que se trataba de un asunto político ordenado directamente por el Gobernador. 

A pesar de no hallar facturas fantasmas ni ingresos irregulares, sacaron de la manga un millón y medio de pesos como crédito fiscal que sin embargo jamás pudieron cobrar.

En los eventos y posteriores borracheras que acostumbraba hacer el Gobernador en las tardes, declaraba ese millón y medio como dinero recuperado.

Pero era una mentira más, como todo su gobierno, que maquillaba con declaraciones falsas.
Le ganamos el Juicio Fiscal y demostramos que todo se trataba de una bravuconada política diseñada bajo los efectos del vino y la carta blanca.

Antes, en el primer registro de Maru como candidata a Alcaldesa por el PAN -la primera mujer que fue Presidenta Municipal de Chihuahua- en la Asamblea Municipal Electoral, ocurrió el encontronazo.

Yo fui, era 2021, porque ahí estaría Corral, y porque quería preguntarle en qué tono quería la relación política entre gobierno y medio.

Ahí estaba Josefina Vázquez Mota, Javier Corral, Maru Campos y varios destacados panistas más, cuando me acerqué.

Entonces, al verme, como sacado de La Jaula de las Locas, el hoy flamante Senador de la República por Morena, me dijo:

-¡Te volviste priista, Osbaldo Salvador! ¡Te volviste priista!

Yo ya sabía que se refería al monitoreo del Instituto Estatal Electoral que daba como resultado una cifra de notas publicadas en La Opción en una proporción de 70 a 30 a favor de Enrique Serrano.

A gritos, porque así había él iniciado el diálogo, luciéndose delante de las personalidades políticas que acudieron al registro de Maru, le contesté:

-¡Yo no voy a hacer el trabajo de ustedes¡ Yo no tengo la culpa que los huevones de Antonio Pinedo y Luis Silva no manden boletines -espeté.

Y le dije que si Serrano enviaba mil boletines, mil boletines le publicaría. Y que si su equipo enviaba tres boletines, tres boletines le publicaría a su campaña.

-Yo no voy a hacer tu trabajo -le repetí al entonces candidato a la Gubernatura.

Unos cuantos meses antes, Javier Corral me había buscando para pedirme que le ayudara. Buscaría la candidatura al Gobierno del Estado, a pesar que públicamente la había rechazado para dejarle el paso a Gustavo Madero.

Pero del CEN del PRI le hicieron saber que él sería el próximo Gobernador de Chihuahua. Así que reculó y dijo que siempre si.

Duarte y Reyes Baeza habían tensado demasiado las cosas. El maltrato que le dio César a Reyes hizo que éste se refugiara en los brazos de Miguel Angel Osorio Chong.

Duarte nunca quiso negociar con su antecesor. Si lo hubiera hecho, seguramente se le hubieran cumplido sus sueños en gran parte. 

Alguna vez me tocó servir de mensajero para decirle al de Balleza que en algún momento de su administración, como efectivamente ocurrió al final, necesitaría a Los Baeza.

Pero Duarte andaba muy arriba, en las alturas de la política real, muy querido por Enrique Peña Nieto (“Lo que diga El Gordo”, dicen que respondía EPN cuando le preguntaban algo sobre Chihuahua).

Pero no vio enfrente a Miguel Angel Osorio Chong, que tenía mucho poder, podría ser el candidato a la Presidencia de la República y actuaba junto con Manlio Fabio Beltrones, amigo de Fernandone Baeza desde tiempos ancestrales.

Los subestimo, pienso yo.

Ese fue su acabóse. El sistema terminó apoyando a Corral para que no ganara Duarte porque se convertiría en un obstáculo para la aspiración de El Chino y en la tumba de Reyes Baeza.

Así que Corral me dijo que conseguiría para La Opción de Chihuahua la publicidad que nunca había soñado siquiera. 

“Te voy a dar publicidad de Carlos Slim”, me dijo, y señaló que ya estaba hablado con el gran empresario de la telefonía.

La Opción respondió que si, porque en ese momento estaba abierto un tiro de grandes proporciones con Duarte. 

Su vocero, Hugo Hernández, que creó al menos 17 periódicos fantasmas -compraba el sitio pero jamás los construía- le mintió a Duarte sobre este portal.

Le dijo que había cobrado dos veces un mismo contrato y que era financiado por Reyes Baeza, Víctor Valencia De los Santos y Marco Quezada, para golpetearlo. 

Semanas después, cuando fui al Despacho de Duarte a desmentir todas las patrañas de Hugo Hernández, que se hizo millonario con esas transas, (resultó ser después ganadero de exportación, según sus propias palabras), el Gobernador duró media hora riéndose al decirle que esos tres no pichaban una coca con los recursos públicos cuando ocuparon cargos, menos con los de su bolsa.

Pero Corral, para variar, no cumplió. Me dijo que no sería Slim el recomprador de publicidad, sino el yerno de éste, Ayub, que fue un alto funcionario de la Comisión Federal de Electricidad. 

Luego se regresó al Senado y se desapareció.

Ya cuando ganó la Gubernatura -con fraude como todo mundo sabe, hecho por el Subsecretario de Gobernación, El Negro René Juárez Cisneros, Exgobernador de Guerrero- Corral se destapó más o mostró su verdadero rostro.

Empezó a atacar a La Opción de Chihuahua públicamente, muy adolorido por las críticas que se hacían a su administración, e incluso en una de sus borracheras dijo que nos demandaría y que sería el Juicio del Siglo.

No hizo nada de eso.

Pero maltrató al medio y a nuestros reporteros en un exceso de poder irrepetible. Nos acusó de todo, mandó amenazar al Director, que tuvo que salir de la ciudad tres veces ante las alertas que llegaban al portal.

En su administración, afloró de más su homosexualidad. Y también mostró su misoginia al maltratar a su cónyuge, Cinthia Chavira, a su Secretaria de la Función Pública, Stefany Olmos, a Rocío Reza, ex Presidenta del PAN estatal y a muchas mujeres más. 

Sobre Maru pesaba la amenaza de un atentado o la aprehensión por las falsas acusaciones que le formulara Corral. Tuvo que hacer una alcaldía itinerante para escapar de los ataques del Gobernador.

Era un Nerón Chiquito. Era un enano mental. Le salió el alma podrida por el rencor que se anido ahí toda su vida.

En un intento por negociar, el equipo de Maru llegó a decirle a Corral que pusiera a los 67 candidatos a alcaldes y a los 33 candidatos a diputados locales y que solamente le diera a ella la candidatura a la Gubernatura.

También César Jáuregui habló con Corral y le dijo que lo metiera a él a la cárcel pero que dejara en paz a Maru.

Pero el loco, enfebrecido de alcohol y poder, quería todo.

Odiaba a Maru en exceso, con un odio enfermizo, repudiaba la popularidad de la Alcaldesa y quería verla hincada rogándole compasión.

Se negó a negociar y fue entonces cuando el equipo de Maru le quitó el control del partido y el del congreso. Ahí fue donde tronó Miguel Latorre, porque, pusilánime, se rajó completo solamente porque le pusieron vigilancia de la ministerial en su casa y le tomaban fotos a su vivienda.

Ese vacío fue llenado por Marco Bonilla, pero antes Latorre era el ungido.

Cuando Corral se vio perder y no logró imponer a Gustavo Madero como candidato a Gobernador por el PAN, decidió apoyar a Juan Carlos Loera De la Rosa, de Morena.

Le vendió espejitos a López Obrador: prometió encarcelar a Maru y hacer que ganara Loera. Pero no pudo hacer ni una ni otra cosa.

El huevonazo es un pésimo operador político. Si no es su causa, todo lo demás está mal. Así que se dedicó a emborracharse y a decir que Morena ganaría la elección.

Corral era una mentira enterita. Decía que era periodista y no sabía nada de periodismo; decía que era abogado y desconocía en absoluto las leyes y el arte del litigio. Se decía persecutor de la corrupción y adalid de la justicia, pero era una farsa completa. Era, además, corrupto.

Al final no pudo hacer nada sólido. Torturó a los detenidos de la Operación que inventó para no hacer nada de obra en su gobierno, dilapidó recursos públicos y corrompió al gobierno como está demostrado en el juicio de Arturo Fuentes Vélez y otros en que vaciaron las arcas publicas para llevar sus bolsillos.

A nosotros nos odiaba porque las críticas de La Opción de Chihuahua caían como gotas de ácido en su cara.

Disfrutaba ver vencidos y arrodillados a sus enemigos. Dobló, entre otros, a los periodistas Javier Contreras, Toño Payán y Felipe Fierro. Los humilló, obligándolos a regresar dinero o a realizar publicaciones humillantes.

Algunos, que fueron muy amigos de Duarte, aceptaron atacarle para satisfacer la locura de Corral.
Era un cerdo, un pervertido, loco y esquizofrénico, que gozaba al ver cómo torturaban a los detenidos de su castrada operación. 

Nosotros nunca nos rendimos: aguantamos amenazas de muerte (Corral entregó el Estado a La Línea), auditorías, indagatorias como las de El Oso Valenzuela que desde el Congreso intentó encarcelar periodistas bajo la falsa acusación de haber obtenido contratos por medio del tráfico de influencias, y hasta empujones a reporteros por parte del enfermo.

Su jefe de seguridad, de apellido Escamilla, otro loco roba-viáticos, le complacía amedrentando periodistas con sus arma.

Fue un quinquenio oscuro, marcado por la ineficiencia y la falta de resultados.

Su administración fue corruptísima, ahí están los 98 mdp por los que Arturo Fuentes Vélez anda a salto de mata: los 600 mdp que obligaron a pedir a Eduardo Fernández a meses de concluir la administración y de los que nadie sabe a dónde fueron a parar; los 4 mil mdp que agarran en la pandemia y cuyo paradero se desconoce aún, asunto que tomó en sus manos la Diputada Rocío González y que misteriosamente calló de repente, las tarjetas con que gastaba miles y miles de pesos mensuales en sus francachelas y viajes; los negocios de Gustavo Madero e Ismael Rodríguez -El Pasito- que se llevaron los recursos de Chihuahua a sus bolsillos personales y un montón de casos más.