Nacional

Presiona Estados Unidos a México por incumplir el Tratado de Aguas

  • Por
Presiona Estados Unidos a México por incumplir el Tratado de Aguas

El agua se ha convertido en materia de disputa interna y externa para el Gobierno de México en los último meses. El pasado 25 de noviembre, el Departamento de Estado de Estados Unidos informó sobre una reunión entre funcionarios mexicanos y estadounidenses en la que, asegura, “presionó” para que México cumpla con su obligación —estipulada en el Tratado de Aguas de 1944— y suministre “la máxima cantidad posible” de agua a los usuarios de Texas. “El déficit en las entregas de líquido ha exacerbado la escasez en Texas y ha contribuido a pérdidas de cientos de millones de dólares en cultivos”, advirtieron.

El reclamo es el eco de meses de denuncias hechas por parte de los agricultores del sur de Estados Unidos, del propio gobernador de Texas, Greg Abbott, de la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, y del senador republicano Ted Cruz, algunas de las voces que más han presionado a México para que cumpla con lo acordado en 1944, en el tratado binacional que gestiona la repartición del agua de tres ríos: río Colorado, río Bravo o Grande y río Conchos, para la población de ambos países.

De acuerdo con el tratado de 1944, Estados Unidos debe enviar 1.850 millones de metros cúbicos desde el río Colorado al año a México y México 2.185 millones de metros cúbicos del río Bravo en ciclos de cinco años. El ciclo más reciente (2020-2025) terminó en octubre pasado con menos de la mitad de la cuota entregada.

Para Rodrigo Israel González Velázquez, especialista en Gestión del agua por el Colegio de la Frontera Norte (Colef), el tratado binacional es un referente porque ha sido uno de los primeros acuerdos en el mundo que gestiona la repartición de agua para dos países. Sin embargo, hay diferencias internas que se han tornado complejas: “Legalmente, dados los acuerdos firmados, México sí tiene un déficit en sus entregas, aunque EE UU ha entregado menos agua en el Colorado, pero esto ha sido previo a un acuerdo entre ambos países. Ha sido más fácil que se pongan de acuerdo los actores del río Colorado y hay actas firmadas por parte de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) que es como una extensión al tratado, que lo ha facilitado. Pero en la cuenca del río Bravo o río Grande, ha sido muy complicado; en esto tienen años, desde los noventa, tratando de ponerse de acuerdo para ver quién tiene que ceder”, dice.

Las condiciones generales en el norte de México tampoco facilitan las negociaciones hacia el exterior. Los especialistas en el tema aseguran que la sobreexplotación de los acuíferos, las “concesiones excesivas”, el crecimiento de las ciudades y una disminución de lluvias en la zona de hasta un 20%, además de otras variaciones climáticas, hacen que el panorama sea preocupante dentro del mismo territorio mexicano. Lo que dificulta que México pueda responder a Estados Unidos con medidas más eficientes para entregar el agua que corresponde.

María del Socorro Marquina Sánchez, académica y jurista de la facultad de derecho de la UNAM, recuerda que México debe entregar a EE UU un volumen mínimo de 1.750 millones de metros cúbicos por ciclos de cinco años. EE UU, por su parte, debe proveer a México del río Colorado un millón 850.000 metros cúbicos. “Si México no cumple en un ciclo de cinco años, como ha sucedido desde los años noventa, que ha habido retrasos, se establece [en el tratado] que se puede compensar en el quinquenio siguiente. Esto ha venido generando controversias, en especial esta última, en la que estamos en una situación muy crítica porque ni siquiera se ha llegado a la mitad de la entrega que debiera darse. Es decir, cada vez estamos peor en el cumplimiento del acuerdo”, señala.

Esto lo sabe bien la Administración del presidente Donald Trump, que ya en abril pasado amenazó con sancionar a México si no cumple con el tratado. El republicano, a través de la red Truth Social, exigió la entrega de los más de 1.520 millones de metros cúbicos en favor de los productores agrícolas del sur de Texas. “Me aseguraré de que México no viole nuestros tratados ni perjudique a nuestros agricultores texanos. [...] Seguiremos intensificando las consecuencias, incluyendo aranceles y, quizás, incluso sanciones, hasta que México cumpla”, escribió el pasado 10 de abril.

Especialistas reconocen que México ha hecho, en varios momentos, una mala gestión de sus recursos y que el panorama que enfrenta se vuelve complejo con las demandas de los agricultores nacionales y otras cuestiones políticas que terminan entorpeciendo el panorama. González Velázquez añade a la ecuación una falta de continuidad en los acuerdos y el trabajo al interior de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el organismo federal que se encarga de tomar las decisiones del lado mexicano. “Hay mucha discontinuidad del personal. De repente hay perfiles que llegan a hacer acuerdos, pero luego los cambian, ponen a otro y pues no se respetan esos acuerdos que ya se hicieron”, dice.

En medio del reclamo de Estados Unidos por el incumplimiento de México, el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentó varias semanas de presiones por parte de los campesinos nacionales que rechazaron su propuesta de reforma a la Ley de Aguas Nacionales. La protesta social, que cerró caminos y vías federales en más de 20 estados del país, además de otras consignas, rechazaba los cambios propuestos por el Ejecutivo, que modificarían de forma importante la transmisión y renovación de las concesiones de uso agrícola.

Tras varias jornadas de bloqueos y disputas públicas, los legisladores de Morena en la Cámara de diputados empezaron a concretar con los campesinos cambios a la ley que contemplan ajustes a las concesiones para el uso del agua.

La doctora Marquina Sánchez destaca que el problema del agua en los distintos frentes abiertos que tiene ahora mismo el Gobierno mexicano es todavía más grave porque una solución para las entregas al vecino del norte podría implicar cerrar el grifo a varias comunidades del norte del país.

“Definitivamente, si no hay una buena coordinación interna en México, difícilmente puede cumplir con las obligaciones internacionales. Si las cosas están mal en casa, pues, obviamente, no podremos cumplir satisfactoriamente en el exterior”. Marquina destaca, además, que en México hay una “gestión deficiente del agua” con problemas estructurales, infraestructura obsoleta, sin un buen mantenimiento en las presas o en obras hídricas. También asegura que existe una sobre asignación de permisos para los agricultores, sin una medición del agua que circula. “Mucho estamos a los años buenos, deseando que el próximo año sea mejor y llueva más, y no se trata de eso”, dice.

La presidenta Sheinbaum dijo el pasado 30 de octubre que México cumplirá con el tratado: “Habrá una entrega de agua ahora que hay más recurso, sin poner en riesgo el consumo humano y la agricultura”, dijo.

El Departamento de Estado, en su comunicado del pasado 25 de noviembre, respondió: “Continuamos comprometidos a trabajar con México para resolver esta cuestión por la vía diplomática, al tiempo que continuamos evaluando todas las opciones disponibles para asegurar que México cumpla con sus obligaciones”.

 

(Información de El País)